El Futuro de la Movilidad en Latinoamérica a partir de la Economía compartida: Una realidad que no se debe ignorar
Está claro que la economía compartida y, derivada de ella, el uso compartido de la movilidad, están creciendo rápidamente en todo el mundo. La aparición de plataformas tecnológicas como ‘Lyft’, ‘Cabify’, ‘Uber’, ‘ZipCar’, ‘Carrot’, ‘RelayRides’, ‘Waze’, ‘Car2Go’, ‘RideScout’, marcan una nueva tendencia en la movilidad urbana que los gobiernos no pueden ignorar.
La economía compartida tiene como principio fundamental compartir bienes y servicios con el fin de hacer uso óptimo de estos, esta tendencia se caracteriza por ser descentralizada, tener un mayor enfoque en el acceso al recurso más que en su pertenencia, y por último, contar con mecanismos de auto regulación por parte de los propios consumidores; así mismo coordina intercambios entre individuos de la misma manera que los mercados tradicionales, sin embargo, se logra de manera más flexible y rápida utilizando las nuevas tecnologías.
Lo anterior genera un nuevo modelo que maximiza el uso de recursos que han estado desaprovechados, como es compartir el uso del automóvil, compartir estacionamientos, compartir buses empresariales, bienes muebles e inmuebles y servicios profesionales, entre otros.
En el caso de la movilidad, los principales problemas del sistema como son la mala calidad de los servicios en el transporte público colectivo y de taxis, así como la falta de inversión para proyectos de transporte urbano y la tendencia de la gente joven en no manejar y no poseer automóviles están contribuyendo al crecimiento de la Movilidad Compartida, dado que la gente demanda cada vez más, un transporte seguro y óptimo.
Estas características sumadas al aumento en el uso de los teléfonos inteligentes y la conectividad generada por internet están potenciando la movilidad compartida en las más grandes urbes de nuestro planeta, esto propicia que plataformas como ‘Uber’, ‘Netlift’, ‘Cabify’ y ‘Yeva.me’, entre otras, estén penetrando los mercados de América Latina de una manera muy rápida y generando una reacción positiva entre los usuarios de sus servicios.
Un reflejo de esta nueva modalidad es que en 2007 sólo había unos pocos miles de bicicletas compartidas - 'bike-sharing' - y hoy este esquema ha alcanzado ya casi un millón de bicicletas en todo el mundo, así mismo los carros compartidos - 'car-sharing' - han superado 1.5 millones de usuarios en las Américas mostrando un crecimiento constante en los últimos años.
La tendencia creciente de este esquema y la velocidad de la innovación tecnológica va más rápido que las políticas públicas y la regulación, es por esto que algunas ciudades han empezado a desarrollar marcos normativos para gestionar mejor la innovación en movilidad.
Los gobiernos nacionales y locales tienen que examinar con cuidado el potencial de estas plataformas y estar dispuestos a buscar una legislación innovadora, flexible, y que genere beneficio social. En Estados Unidos, el estado de California y la ciudad de Washington DC han incorporado esquemas de movilidad compartida en sus leyes, estas leyes progresistas encaminan a una tendencia global que no se puede ignorar.
Por lo anterior, la pregunta no debe ser si hay que regular la movilidad compartida en América Latina, sino cómo debemos de hacerlo, a escala Nacional y local, los gobiernos no han abordado plenamente en su legislación el uso compartido de la movilidad. Es por eso que hay una necesidad real y urgente de realizar más investigación y análisis sobre el tema para comprender los impactos de estos nuevos modelos de movilidad. Si estas herramientas no se regulan de una manera innovadora, pueden morir prematuramente sin entender su real potencial para mejorar la movilidad de ciudades y promover un uso más eficiente del automóvil.
De no existir este debate indispensable respecto al marco regulatorio aplicable, existe la posibilidad que los proveedores de la movilidad compartida sean clasificados como prestadores de servicio de taxi – cuando en realidad no lo son – por lo que es necesario estudiar una regulación más adaptada a sus circunstancias para que no queden marginalizados en una economía informal difícil de controlar y altamente cartelizada. De no regular de manera adecuada estas nuevas formas de movilidad compartida, y velar por una óptima utilización de la capacidad sobrante,estas herramientas seguirán creciendo de una manera desordenada fuera del ámbito legal y sus beneficios para la movilidad urbana se verán desperdiciados.
ADRIANA LOBO
Directora de CTS EMBARQ México
Artículo extraído de El Tiempo